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Hija de la Luna

Para ayudarme.

No iba a pasar, no señor. ¿Y si pisaba alguna? Qué horror, yo no podía matar un hada ni por accidente, pero mi padre se empeñaba en que sólo eran hormigas. Y dale. ¿Cuántas veces iba a tener que explicarle que no era más que un disfraz para que los humanos no viéramos sus alas como algo raro? Cualquiera que se hubiera leído un par de cuentos lo sabría.
Al final, me aupó y saltó por encima de la fila india de hormiguitas aladas. Sé que ellas me dedicaron una sonrisa, que tan sólo yo vi, a modo de agradecimiento.

Aún creo en las hadas disfrazadas de insectos, pero ahora ya salto yo solita las filas, sin miedo a pisarlas, porque sé que puedo dar una zancada suficientemente grande, y porque él ya no está aquí para ayudarme.

antisocial

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Ganancia de pescador.

¿Quién te enseñó a revolver en los ríos de mis venas para obtener tu ganancia de pescador?

Una niña buena.

Me encanta andar por la calle sola, distraída, sin saber muy bien a dónde voy, aparentando lo que no soy. Jugando al equívoco. Ir vestida de niña bien y escuchar Muse, o ponerme mi vieja chupa de cuero -recuerdo de un pasado heavy- oyendo a todo volumen a la Mala. Hoy también juego, voy de niña buena. O casi. Nunca me sale del todo la pose de angelito. Llevo merceditas, con tacón bajo, y una falda por la rodilla con trampa, porque deja ver medio muslo izquierdo. Siempre fue mi lado canalla, que le voy a hacer. Me he subido a un tren lleno de desconocidos que apenas si me han mirado con indiferencia. Nunca me ponen esa cara cuando voy con mis vestidos de rayas o con los vaqueros rotos. Me he sentado en el escalón, mirando hacia la puerta, haciendo un ejercicio de contorsionismo propio del circo, para no dejar nada la vista y perder el aura de inocencia. Algunos pasajeros me miran, me da igual, que miren cuanto quieran. Hoy sé que no me van a criticar, que como mucho murmurarán mi valentía por tomar posesión del suelo, pero no me llamarán descarada, hoy no, porque, para ellos, soy una niña buena.

Las lunáticas.

Llevo poco más de un mes en ésto, y ya salto cada día a un montón de vidas ajenas, a espiar. Ell@s también lo hacen aquí, en esto consiste montar un blog. Poco a poco, algunas personas van calando más hondo, y no me queda más remedio que enlazarlas, sería casi un pecado por mi parte no hacerlo. Así que a esta tanda de nuevos en la lista de amigos no voy a darle mucha explicación, los enlazo por lo que son, ya casi amigos.
El primero es Claraboya, de Brisa, una hadita vestida de verde. Después, le toca el turno a Miramar, que escribió, por cierto, un relato, Homo hominis lupus que me impresionó aún más que cada uno de sus post. También enlazo .:in da hole, porque no puedo dejar a Elora, otra emperatriz de Fantasía, sin un huequito ahí, a la izquierda.
Por último, o, mejor dicho, por ahora, porque aún me quedan un montón de blogs perdidos por mis favoritos, enlazaré a Moon s.a. y El diario no diario de Lua, para lograr así una especie de reunión de las lunáticas.

Mi frase anterior.

He decidido escribir un relato sobre mí, como me pidió Iván, con tres palabras que forman una frase que me sirvió de título, mañana seré feliz. Lo clasifiqué como relato, porque lo es, ya que mis cuentos son el lugar donde dejo que la realidad se funda con mis delirios.

Ya que la idea es tuya, que te he metido en él, que andas por aquí siempre dando ánimos y que el título también es tuyo, te lo dedico, Iván, pero recuerda mientras lo lees mi frase anterior.

Mañana seré feliz.

Estaba recordando porqué odio las máquinas de tabaco cuando un pensamiento extraño me ha dado una patada en la tripa y me ha obligado a cambiar el prisma de mi visión. He vuelto a la mesa y me he obligado a mí misma a continuar la partida, pero ya era tarde. Recordé el enfoque de la frase bajarse al bosque en “Lo raro es vivir”, y comencé a reír por no llorar, aunque poco a poco me metí más y más en el bosque, dejando a los de alrededor al lado del primer árbol. Escenas extrañas se han ido agolpando desde entonces en mi cabecita, y he jugado con ellas a lo Scarlett, diciéndome ya pensaré en ello mañana. Mientras me derrapaba la imaginación, he ido haciendo una espiral de papel con una de las bolitas que usamos para apostar, la he mirado de repente, ni me había dado cuenta de lo que estaba haciendo: otra patada más. Y ésta directa a la boca del estómago, donde más duele. Un recuerdo se ha saltado la valla detrás de donde los guardé para mantenerlos lejos. No ha tenido otra cosa que hacer más que ayudar en la escala a unos cuantos más, amiguitos suyos. Me han taladrado la memoria con su sola presencia. Otro y me derrumbaría, o quizá no. Para estas cosas tengo más resistencia de lo que yo misma creo. Hacía un buen rato que no caminaba por mi propio bosque, ya casi huía a la carrera aprovechando la ventaja de quien conoce cada planta por haberla sembrado.
Que alguien me dé 3 palabras para que me monte un cuento es un guiño a mi infancia; que me pida que sea sobre mí, una patada más, y encima dada sin querer. Y eso es lo que me he encontrado al engancharme de nuevo al submundo blog. Me he desconectado, asustada de la interacción de mis pensamientos con alguien a kilómetros de distancia, pero he vuelto para saltar de página a página y leer a otra gente para no novelarme a mí misma. Salto una vez, dos, tres… Nueva patada. Y yo que pensaba que a la tercera venía el derrumbe. Para colmo, suena Moreno, de Amparanoia, lo que faltaba. Ya son las once de un día con final anunciado pero de llegada lenta, y yo con ganas de ron, como mínimo. En esta casa no se pasa del brandy, y lo de emborracharme sola no me va, así que he decidido tirar de mi díscolo móvil y de agenda, pero se me adelantó él, el maldito. Dos minutos escasos de conversación, con sonrisa telefónica desde mi lado incorporada, y acabo delirando, me veo ya los moratones en la tripa, y es que encajé más golpes en ese tiempo que en toda la tarde, y él sin darse cuenta de que me los daba. Ya si que no puedo más, el juego de Scarlett le iría bien a ella, pero a mí una legión de pensamientos gritando a la vez me sacan de mi autismo quiera o no. Me he tirado al suelo, he llorado todo lo que no lloré hace dos años, hace unas semanas, he gritado a las paredes todo lo que no dije a quien debía, y algo se ha recolocado en mí. Me he sorprendido a mí misma diciendo las tres palabras del cuento al espejo, y de repente no he sabido si estaba en mi presente o en el pasado, sólo que aquellas patadas me habían hecho bien. Otro recuerdo rebelde ha saltado la valla sólo para contarme que eso ya pasó, hace tiempo, y que al final no fue más que otra frase del juego. Me niego a creerle, y a recordar. Me he secado las lágrimas y he susurrado al aire, para que lo haga llegar a donde deba, las tres palabras: mañana seré feliz.

Chavela.

Hoy dos cosas se van de mi lista de cosa pendientes, Korsakov y el estudio. Empecé por fin, y dejé de escuchar la canción una y otra vez, gracias a un reencuentro con un viejo cd de Chavela Vargas. Cuando ella me canta sobre lo más triste, parece que esté hablando de lo bello de vivir. Siempre me fascinaron sus canciones sobre la revolución, pero hoy no sé cuantas veces habré puesto ya La Llorona, canción preferida este día por mi lúgubre corazón. Hay una estrofa que me caló hondo hace años, sin saber porqué, y que recito a veces sin ser consciente siquiera de ello:

No sé que tienen las flores, llorona,
Las flores del camposanto,
No sé que tienen las flores, llorona,
Las flores del camposanto,
Que cuando las mueve el viento, llorona,
Parece que están llorando,
Que cuando las mueve el viento, llorona,
Parece que están llorando.


Hoy he descubierto esta otra:

La Luna es una mujer, Llorona,
Y por eso el Sol de España
La Luna es una mujer, Llorona,
Y por eso el Sol de España
anda que bebe los montes
porque la Luna le engaña.
anda que bebe los montes
porque la Luna le engaña.


No la recordaba, y me ha revuelto algo por dentro. Desde que llevo en casa, el cd ha debido dar la vuelta ya unas tres veces, no puedo parar de escucharlo, esta vez con mucha más atención que nunca, aunque me están entrando unas ganas terribles de escuchar a otro de mis favoritos, aquel que me la descubrió con una sola frase, que nunca llegué a entender del todo hasta esta tarde, cuando he asentido para dar la razón a aquel que cantó

quien supiera reír
como llora Chavela.

La espalda.

Si hubiese sabido que me iban a someter al tercer grado, jamás me habría quedado a comer. Y eso que íbamos a estudiar. La curiosidad las ha vencido, y a mí me ha roto en cachitos bien pequeños la paciencia. Me pregunto qué pasaría si se lo contara, ¿asumirían que desde entonces todos sus secretos se lo iba a contar a él? Porque si ellas tienen derecho, como creen, a acceder a lo que él me contó, para él habrá lo mismo. Lo saben, y arriesgan, creo que aún no se han dado cuenta de que él ya es uno de mis niños, que no le traicionaré sin quemar el barco, y que, aunque sé que debería estar en su contra, como ellas lo están por razones varias, yo no puedo, ni podré, por mucho que ellas intenten que vea que lo mejor sería voltear mi espíritu y darle la espalda.

Las cinco del viernes.

1) ¿Un lujo del que no puedas prescindir?
La música es imprescindible para el buen funcionamiento de mi cerebro, me da igual el estilo, el caso es que suene algo, aunque sólo sea en el fondo de mi cabeza.

2) ¿Algo que nunca falta en tu armario?
¡Bufandas! Las colecciono, me encantan, tengo de todas las formas y colores. Bueno, y zapatos, muchos zapatos…

3) ¿El SMS o mensaje más sorprendente que has recibido?
“Las nubes se apartaron, vi la Luna y me acordé de ti. Besos”. Recibí este sms hace unos meses, y es en parte culpable del título del blog. (a ver si algún día escribo del porqué de lo de Hija de la Luna…)

4) ¿Qué es lo más difícil que has hecho?
En plan material, un escarabajo unicornio de origami, que me costó sudor, lágrimas… y 2 meses.
En plan existencial, fue un gran esfuerzo no chillar en medio de la cena de Nochebuena después de los anteriores meses, la falsedad de la ocasión me estaba ahogando.

5) ¿Cómo te describirías a ti mism@?
Voluble, sarcástica, realista, amiga de mis amigos, antisocial, egoísta a veces, díscola, sincera, impulsiva, sensible, un poco vaga, justiciera, cabezona,… ¿Esto no debería hacerlo otra persona, no yo misma…? Que sólo me saco defectos…

Estas son mis respuestas a Las cinco del viernes.

A ver cuánto dura.

A veces me río, y digo que acabaré de camarera en cualquier restaurante de comida rápida, pero sé que como el CNI descubra mi talento más especial, tengo trabajo mañana mismo. Y es que, con sólo tenerlo a mi alrededor, soy capaz de cargarme cualquier aparato eléctrico, por resistente que parezca. Mi discman no entiende ya los mp3, atraso los relojes, mi móvil se llama solo, mi impresora imprime lo que quiere, y lo que no lo olvida, mi ordenador va por el tercer formateo… desde enero. Ya he solucionado mis problemas, puedo postear (esto es prueba de ello), pero he tenido que volver a salvar toda mi información y limpiar este cacharro. Empiezo a pensar que no estropeo los aparatos, que simplemente les infundo algo parecido a la vida, que les doy capacidad de decisión. Y deciden rebelarse, claro, y hacer lo que les viene en gana. Mi ordenador se está convirtiendo en el cabecilla, creo que está enfadado por lo mucho que le hago trabajar, y en represalia hace malabares con mis documentos, se ríe en mi cara cuando intento usar Excel (y lo necesito para estadística!), abre y cierra ventanas sin venir al caso, se olvida de lo que son los cookies, y me obliga a castigarle con un nuevo formateo. Ahora ya no tiene memoria, pero sé que en poco volverá a odiarme, la luz parpadeante ya me dice insultos en morse… Le voy a proponer una adopción como mi mascota, a cambio de que me deje acabar las prácticas y postear, me comprometo a traerle agua y comida, a quitarle ese cable tan feo que le ata a la pared y a sacarle cada 3 horas a pasear, para sus necesidades. Mientras espero una respuesta, hemos establecido esta tregua… a ver cuánto dura.

De ti o de mí.

Te conozco, me conoces, pero nunca nos hemos visto. Quién nos iba a decir que aquél viaje nos iba a traer a cada una una amiga tan parecida a nosotras mismas. Y aquí estoy, escribiéndote una carta. La tuya me llegó hace unas horas. Sigues viviendo paralelamente a esta locura que yo llamo mi vida, aunque parece que te va mejor, que las cosas al fin van como deben ir, y me alegro. En parte, si te va bien a ti, algo también va bien para mí. Y cada novedad tuya es un rayito de esperanza en mi cielo nublado, que poco a poco se despejará, lo sé.
Escribo este post y ni tan siquiera sé si lo leerás. Eres la primera a la que le he dado esta dirección, la primera persona de mi entorno que va a poder leer mis paranoias con mi consentimiento expreso. Y la ironía es que no sé si lo podrás hacer, porque no sé si podrás aceder a internet. Ya tienes email, pero no sé si enviate un mensaje; lo transmitido por carta, aunque lento, me parece más personal.
No conozco tu cara, ni tu cuerpo, tus ademanes son desconocidos para mí, pero algo me dice que, si me encontrara contigo al azar, te reconocería. Las almas iguales, si me permites la licencia, se reconocen al instante. Una foto no mejoraría nuestra relación, sólo nos diría cómo es el exterior de una persona que ya conocemos. y el exterior no me interesa, bien lo sabes, porque no es él el que me habla de una vida que es como la mía, pero a kilómetros de distancia y vivida por otra persona, con otro ambiente, co otros amigos, y, sin embargo, tan parecida a mia que a veces parece la misma, y entonces no sé de quién hablan las cartas, si de ti o de mí.

Mensajes encriptados.

Mensajes encriptados.

- Estuvimos aquí sentados, todavía lo recuerdo. El día era muy parecido a hoy, tanto que resulta perturbador. Cuando llegamos, el Sol aún estaba bien alto, aunque casi no alumbraba nuestras vidas, oculto tras unas nubes. Parecía que hubiera dejado de llover sólo para nosotros, para que pudiéramos venir hasta aquí a ver el eclipse. El suelo estaba mojado, mi madre me regañó al día siguiente por el verdín de los vaqueros, pero en aquel momento no sentíamos la humedad. Al poco de llegar, me preguntó por Mario, en tono casual. No hacía mucho que le habían pegado una paliza, ¿recuerdas?, y yo habia ido a verle aquella mañana. Le conté que no sabía quién le había pegado, y ví el alivio en sus ojos, pensé entonces que porque su mejor amigo estaba bien. Aquel anochecer se me quedó grabado a fuego en la memoria, en el que que vimos cómo la Luna se ensombrecía porque la Tierra, celosa, se interponía entre ella y el Sol. Las cosas continuaron su curso, ya no sé nada de ninguno de los dos, pero a veces me recrimino que lo que pasó después no habría pasado si me hubiese dado cuenta de que aquel momento no era más que una metáfora sobre nuestra relación antes de que fuese demasiado tarde.

Este post es un relato con la propuesta de Brisa de las tres palabras Sol, Tierra y Luna aplicadas al juego de mi profesora favorita. La imagen está sacada de La Voz de Galicia.

Lírica.

La prosa me envuelve a mi pesar, impidiéndome tan siquiera rozar la poesía con mis yemas. Por fortuna, no envuelve a todos con la misma fuerza, dejándo a algunos, como a los autores de Enamorado de un sueño... y La mirada del Ángel, escribir sobre la realidad a través del bello prisma de la lírica.

Mi profesora favorita.

Había un juego que me gustaba más que los demás. De una bolsa de tela oscura, sacábamos cada uno un papel. Ella había puesto tres palabras, diferentes en cada uno, y con ellas debíamos escribir un cuento en el fin de semana. Jugábamos algunos viernes, sólo algunos, cuando ella estaba alegre. El lunes leíamos los relatos en voz alta. Al mío siempre le ponía el título ella, yo no he sido nunca capaz de hacerlo. Después de leerlo, me miraba con una sonrisa en los ojos y me decía su elección.
Ahora, años más tarde, recuerdo sus clases, y las extraño. Ya nadie me da palabras con las que urdir una trama, nadie pone título a mis locuras, pero cuando paso cerca del patio del colegio, ella me mira con esa sonrisa de antaño, y entonces sé que sigue jugando a nuestro juego con otros niños, pero aún así, no me ha olvidado mi profesora favorita.

Ahí arriba.

¿Es este blog curioso? ¿Por qué se empeña Google en poner banners con frases del tipo “¿quiere saber la temperatura del sol? En Google encontrarás la respuesta. Datos curiosos Google.”? Si no los habéis visto, pinchad aquí y llegaréis a un cuento curioso, al menos para el programa que decide qué banner poner. Y cuando no sabe cómo catalogar algo, anuncia sitios de creación de weblogs. Éste post, por ejemplo, tiene todas las papeletas para ello. A ver si me molesto en enviar algo de dinero a Blogia y lo quito sin remordimientos de conciencia, que empiezo a estar harta de verlo ahí arriba.

Infectada.

Esto me pasa por no ver la televisión. Llevaba un rato pensado cómo subir las cosas al servidor antes de formatar y mandarlo todo al carajo cuando me llaman y me dicen que está saliendo en la 1 mi virus. Sasser se llama, el muy... Buscando por ahí, he caido en unos cuantos sitios curiosos, y después he llegado a aquí, donde está toda la información en inglés, eso sí. Ya he arreglado el problema, sin llegar a medidas extremas, y reconozco que me siento ahora mejor, sin estar infectada.

Muñeca de porcelana.

Uno vive muy lejos; el otro apenas si está a 5 minutos. No se conocen, pero tienen en común mi amistad y los mismos miedos: miedo a que esta muñequita de porcelana se tropiece un día y se rompa en mil pedazos; miedo a que haga cualquier tontería guiada por el mal humor o por un pronto de ésos que le dan, y luego le duela el corazón; miedo a que olvide su cuerpo y enferme sin saberlo... miedo a que se autodestruya. Así que ambos vigilan sus torpes pasos, y la cuidan cuando lo necesita, quiera o no, aunque a veces esa cabecita suya tan dura se empeñe en alejarlos porque no desea que nadie vele por ella y se preocupe, porque cree que puede hacerlo todo sola. Pero ellos la guardan igual, y por ello se merecen un agradecimiento mayor que el expresado por estas palabras, y eso bien lo sabe esta muñeca de porcelana.

La regla del 2.

El número 2 me molesta como representación del par que es, y por eso no posteo en los días que acaban en él. Cielo y tierra, hombres y mujeres, bueno y malo, frío y calor, Sol y Luna… Todo de 2 en 2. Me disgusta la separación estricta, las líneas divisorias. Siempre preferí al tercero en discordia, al número 3 que se mete en medio de la pareja indisoluble, convirtiéndola en un trío de ésos donde 3 son multitud. El infierno, los ángeles, lo regular, lo templado, las estrellas se entrecruzan en el camino de las sagradas parejas, y siempre son mis favoritos, menos en el último caso, donde mi madre gana, porque madre no hay más que una, y a ella se la quiere más que a cualquiera, y por eso escribo hoy, siendo así mi única excepción a la regla del 2.

A la vez.

Lo encontré por casualidad. Es un post del blog de Golfo, HAY QUE DARSE PRISA…MIRA POR DONDE VAN ESTOS YA. Lo leí, me aparté del ordenador y reflexioné. Parecía describir a la perfección todo esto. De repente mi cerebro me gritó: no podrías haberlo escrito mejor. Así que os dejo el enlace a su manifiesto que, sin quererlo, es aplicable a dos blogs, quizá a más, a la vez.

Aclaración posterior: mi blog no es como el suyo, no se organiza igual, pero sí se escribe por las mismas razones.