Responsable de mí.
Acerqué mi brazo al suyo, a apenas unos milímetros, sin llegar al roce, para sentir su calor corporal, como de costumbre, como cada día. Pero algo iba mal. No lo sentí, para mi cuerpo él no estaba allí. A él no le ocurría nada, me lo habría dicho, tenía que ser yo. Pero no era posible, me encontraba bien. Alejé mi brazo, no dije nada. Todo estaba bien en mí, no podía ser que algo fuera mal y yo no lo notara, pero mi cuerpo no suele estar a más de 35 grados, el suyo no baja de 37, si no le sentía algo iba mal. En silencio esperé la hora de irse, deseando llegar a casa para comprobar mis constantes vitales. No iba a decir nada, no iba a hacer que nadie se diera cuenta. Pero, de repente, acercó su mano y la puso en mi hombro, con cara de preocupación. Noté algo extraño antes, me dijo. No te sentí fría. Estas ardiendo, estás enferma, ¿bajamos a Iplacea? Has debido pillar algo
Sólo he podido negarlo, ¿qué sino? No podía dejar que nadie, nadie, se preocupara, se sintiera responsable de mí.
8 comentarios
Hija de la Luna -
Gracias por lo del Outlook, a ver si luego hago el apaño y dejo de marearme con tanta contraseña...
seare -
El Outlook Express, pero tus cuentas de mail tienen que permitir utilizar un programa externo. Para configurarlo necesitas el nombre de usuario y contraseña (los que tienes...), servidores pop3 y smtp. Con eso puedes empezar a configurar las cuentas.
Hija de la Luna -
¿bueno? no lo creo, por mi temperatura no podrán deducir si he muerto, siempre estoy congelada...
seare -
Es bueno que te tengan así de controlada. Cuando mueras podrán avisarte.
Hija de la Luna -
Pues no sé cómo te las apañas para manejarlas, yo sólo tengo la del blog y otra, y ya me vuelvo loca con tantas contraseñas..
Fuz Neviros -
Hija de la Luna -
No tiene nada que ver, pero me acabo de dar cuenta: ¿has cambiado de correo? Mi memoria gráfica no recuerda ésta...
Fuz Neviros -