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Hija de la Luna

Entre sueños.

Soñé que era pequeña, muy pequeña. Un hombre, con sonrisa afable, me ayudaba a construir castillos en la arena mojada. Otro, su amigo, su socio, me regaló una pequeña bandera para que pusiera en lo alto de la torre.

Soñé que el segundo hombre hablaba conmigo en un almacén como si yo fuera adulta, aunque sólo era una niña, y que me sentaba en una banqueta de madera altísima, de ésas que se pueden ajustar dando vueltas.

Soñé que jugaba al escondite en un restaurante vacío, y que me ocultaba en una cámara y nadie venía a por mí. Soñé que pasaba tanto frío que gritaba y mi madre venía a buscarme, asustada, con los dos hombres de mi sueño.

Desperté, y corrí a contarle a mi madre todo aquello, porque fue muy real, porque había pasado miedo encerrada en aquel frigorífico. Y ella me contó que tuvo ese restaurante, que yo apenas si había cumplido 3 años y que después de lo de la cámara nunca quise volver a jugar allí. Cerró poco tiempo después, así que yo no recordaba nada, hasta anoche, cuando la memoria me volvió entre sueños.

4 comentarios

Hija de la Luna -

Y recuerdas todo?
Pues que suerte... yo tengo cosas enterradas, como ésta, supongo que porque en aquel momento preferí olvidar. Es divertido ir hurgando en la memoria de cuando en cuando, y ver que sale, aunque a veces sea traumático (no es agradable saber que casi te mueres por congelación).

Fuz Neviro -

Parece una cosa bonita eso de poder recordar cosas de la infancia que desconocias. Yo, a decir verdad, tengo mis recuerdos muy claros desde mi mas tierna infancia... y a veces me dan miedo.

Hija de la Luna -

Me ha encantado que esta vivencia huyera de mi subconsciente para visitarme, aunque sea agridulce, pero supongo que más de una me dolería recordarla, así que casi mejor que no emanen a la superficie y esperen a que yo las busque.

Miramar -

En nuestro subconsciente hay mil y una vivencia almacenadas que están esperando el momento de emanar. Algunas nunca lo hacen, otras en cambio sí.

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