Quiero darle las gracias.
- ¿Ves? Y ahora doblas por aquí y ya tienes la pajarita hecha.
- ¿Y para que vuele?
- Sujeta el cuello y tira de la cola.
Y funcionó. Aquel pájaro de papel comenzó a aletear, como si intentara remontar un río más que tratar de volar. Fue lo primero que aprendí del origami tradicional, cuando aún no sabía ni lo que significaba esa palabra. Es más, ni tan siquiera sabía que existiera. Ahí estaba yo, delante de mi instituto (para qué ir a clase!), con una gran amiga descubriendo los misterios de un pliego de papel. Por cierto, la llamada pajarita no era tal, con el tiempo me enteré de que era una grulla. Desde entonces he descubierto muchas más figuras por mi cuenta, me he comprado libros, he navegado... Y poco a poco, en soledad, me he metido más y más en el mundo del origami, pero fue ella la que me inició, mi primera profesora, ahora una de mis alumnas, y quiero darle las gracias.
- ¿Y para que vuele?
- Sujeta el cuello y tira de la cola.
Y funcionó. Aquel pájaro de papel comenzó a aletear, como si intentara remontar un río más que tratar de volar. Fue lo primero que aprendí del origami tradicional, cuando aún no sabía ni lo que significaba esa palabra. Es más, ni tan siquiera sabía que existiera. Ahí estaba yo, delante de mi instituto (para qué ir a clase!), con una gran amiga descubriendo los misterios de un pliego de papel. Por cierto, la llamada pajarita no era tal, con el tiempo me enteré de que era una grulla. Desde entonces he descubierto muchas más figuras por mi cuenta, me he comprado libros, he navegado... Y poco a poco, en soledad, me he metido más y más en el mundo del origami, pero fue ella la que me inició, mi primera profesora, ahora una de mis alumnas, y quiero darle las gracias.
2 comentarios
Hija de la Luna -
Bikos
seare -