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Hija de la Luna

Gaia.

Los treinta y pico grados a la sombra de ese día invitaban a dormir, a bañarse, a no salir de casa en cualquier caso. Como cada verano, yo dormía de día y vivía de noche, para evitar la luz, pero nadie sueña durante 16 horas seguidas. Bueno, al menos no yo. Me había leído hasta el último cómic de la casa, y en ese pueblo no abundan los libros. Cuando ya casi había renunciado e iba a tragarme junto a mi abuela y mi prima la interesantísima telenovela, mi padre me trajo una colección salvadora: Trilogía de las Fundaciones de Isaac Asimov. Adoro la ciencia ficción, así que aquel regalo fue de lo más acertado. Me los leí en dos o tres días de sesión continua, de los que, menos la noche, no recuerdo nada más: ni comer, no beber, ni ir al baño... nada, sólo aquella historia de Imperios caídos y Fundaciones poderosas. Me fascinó la paranoia de el Mulo y la valentía de Arcady, también la organización casi perfecta de la Segunda Fundación, germen imperial de poder invisible, pero sobre todo, me caló la idea de la posibilidad de un mundo mejor, realmente vivo, de una Tierra convertida en Gaia.

2 comentarios

Hija de la Luna -

Pues tenía pensado otro post de literatura para mañana, pero no es plan q se te acumule el trabajo... no, en serio, que muchas gracias por tomarte como sugerencias mis paranoias, a mí tb me pasa lo de leerme unos cuantos libros a la vez y luego no tener tiempo para acabar ninguno, es una faena. Un besote...

Brisa -

Ultimamente los libros me persiguen, se me acumula la faena, y no empezaré otro libro hasta que termine los dos que estoy leyendo, pero los que comentas los tengo en mi lista y en mi estantería esperando a que yo me decida. :(