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Hija de la Luna

Las cinco del viernes.

Las cinco de este viernes son algo complicadas... El enunciado de es:

Cúrrate historias que acaben en estas frases:
1) Déjalo en mis manos.
2) ... no es lo que parece.
3) ... y se subió la cremallera.
4) ... nunca antes me había pasado.
5) ...y el mio es más grande.

Y aquí está lo que me he podido inventar:

1) Tenía que haberlo hecho yo, lo sé, pero no pude evitar contárselo. Siempre había sido mi paño de lágrimas, y en ese momento no iba a ser diferente. Aún estaba decidida a hacerlo, sólo quería desahogarme. Pero se ofreció, y soy débil. Lo pintó tan fácil que tuve que dejarme convencer. O quizá quise convencerme, dejar en él mi responsabilidad. Ahora ya es tarde, sé que no volverá, que jamás estará aquí de nuevo, y es por mi culpa: no debí permitirle decir aquel "déjalo en mis manos".

2) Llevo un rato asomada a la ventana. Justo debajo, hay dos niños pelando medio en broma, entre risas y quejidos. Uno es moreno, con vaqueros y sudadera deportiva; el otro, de pelo castaño y vestido con un chándal de marca. Ninguno de los dos tiene más de 8 o 9 años. Quizá adrede, quizá sin querer, el moreno le da una patada en la entrepierna a su contrincante, que apenas si se inmuta. El otro para la pelea, extrañado, y, sin decir ni un lo siento, le pregunta que por qué no se queja. Unas risa es la respuesta.
- ¿De qué te ries?
- ¿De qué? De ti. Creí que sabías que a las chicas no les duelen tanto como a los chicos esas patadas.
- A las chicas no, pero a nosotros sí.
Otra risotada.
- Soy una chica, tonto.
- Eres un chico. Juegas al fúlbol, y a las canicas, llevas el pelo corto, no llevas faldas: eres un chico.
- No, no lo soy.
- ¡Claro que sí!
Como contestación, ella se baja los pantalones. Él, perplejo, calla, porque se acaba de dar cuenta de que todo no es lo que parece.

3) Oihana había cambiado demasiado en los últimos meses. Estaba desconfiada, celosa del aire y hasta del sol. Pensaba que David tenía una amante, que todas las mujeres de su alrededor le deseaban. La locura se iba poco a poco apoderando de la casa, y ese día estalló la tensión acumulada. Al entrar, él se la encontró con su camisa del día anterior en las manos y el enfado en los ojos. Ni siquiera preguntó qué pasaba. Para qué. Ella ya había roto a llorar y a gritar a la vez, y él sabía que no había defensa posible: el carmín rojo no es fácilmente explicado. Así que, antes de darse media vuelta e irse, le dedicó un último gesto: cogió la chaqueta azul, la favorita de ella, se la puso, y se subió la cremallera.

4) Fue mi regalo de cumpleaños de los 3 años. Me ha acompañado cada día, dándome ánimos y algún lametón cuando me hacía falta. Un día, nacieron de ella unos preciosos perrillos que ahora son las mascotas de mis amigos, y que me ayudarán a recordarla. He compartido con ella toda mi vida, y ahora, un señor de bata blanca me dice que ese tumor está demasiado avanzado, que no podrá soportar los dolores en poco tiempo, que habrá que sacrificarla. ¿cómo matarla, si la quiero como algunos piensan que sólo se puede querer a un familiar? Querría cambiarme con ella, ayudarla como fuera, y sin embargo lo único que puedo hacer es decidir cómo será su muerte. La tristeza ha hecho ya tanta mella en mi espíritu que soportar las lágrimas cada vez que la veo es demasiado difícil, la desesperanza ha podido conmigo, y eso nunca antes me había pasado.

5) ...Las sillas son incómodas al extremo. No entiendo cómo podemos ser tantos esperando. El entrevistador quiere hacer bien su trabajo, o eso parece, ya que tarda mucho en despachar a cada candidato. Supongo que para que no nos aburramos, nos han dado este test un tanto absurdo para que lo rellenemos y lo añadamos a nuestro curriculum. Aún no entiendo para qué necesito un curriculum para un trabajo de teleoperadora, pero por si acaso el que he traido está adaptado a la situación, aunque rozando la mentira en algunos temas, pero en poca cosa... El de la chica de al lado me preocupa... Lo he visto cuando pasaron los test... Tiene Filología acabada y un par de másters... no sé, quizá el mio no sea suficiente, quizá no esté bastante preparada para ser... ¡¿teleoperadora?! ¿Qué estoy diciendo? Pero, ¿qué se necesita para estar en una centralita, aparte de la famosa "sonrisa telefónica"? Además, yo soy estudiante, así que saben que no me va a salir nada mejor a los dos días y los voy a dejar colgados, porque ella seguro que busca otra cosa mientras... Y mi curriculum tampoco está tan mal, tengo lo del inglés, informática ...¡y el mio es más grande!

Me ha salido un post muy, muy largo, pero aquí están Las cinco del viernes.

7 comentarios

Hija de la Luna -

No deseaba tener que escribir este comentario, pero al final pasó. Por desgracia, la 4 era demasiado real y, por ello, demasiado dolorosa. Y ahora, she's dead.

Hija de la Luna -

mEL, cuando he conseguido entrar en tu blog, me he dado cuenta de que ya habia estado allí, y no era un deja vù, pero me he releeido tu historia, me sigue pareciendo genial. Por cierto, si te tomas con filosofía los domingos pasan a ser un poquito menos malos.

Hija de la Luna -

La verdad es que lo pasé mal para encajar alguna de las frasecitas... sin tirar por lo evidente, claro ;)
Ahora mismo me voy a leer las tuyas...

mEL -

Jajajajaja, aún me río con la 2, ¡¡está genial!!!. Esta vez nos dieron trabajo con las cinco ¿no? ;)

Hija de la Luna -

¡Muchísimas gracias a los dos! La verdad es que las 5 esta vez se las traían...

Adriana -

Felicitaciones! Eres una cuentista nata. Yo en cambio no sirvo para eso. Todas tus historias me gustaron.

Jumiro -

La 2 es buenisima, y la 4 me llegó al alma. Enhorabuena :)