La mirada del Ángel
Te encontré mientras andaba despistada por las calles de Madrid. Me miraste como si yo no fuese real, y eso me picó, así que te pedí disculpas por arrollarte con mi mejor sonrisa de niña caprichosa, y la trampa surtió efecto. Te llamabas Ángel, eras de aquí. Yo te dije que me llamaba Laura, que vivía en Vallecas, que tenía 20 años. Te mentí. Seguimos hablando en el bendito parque del Buen Retiro durante un par de horas. Qué sería de nosotros sin él. Descubrí que eras esencialmente bueno en aquella charla. Me diste tu teléfono, volví a hacer trampa: hice malabares en mi mente con mi número y te arrojé el resultado al azar. Otra mentira. Me estabas encantando con tus sonrisas, con tus gestos, y con tus palabras, pero yo no me rindo nunca tan fácilmente ante los encantos ajenos.
Nos reencontramos meses después en una plazoleta perdida de esta ciudad. Te vi, pero intenté esquivar tu mirada, para que no me reconocieras; sin embargo, lo hiciste, te acercaste a mí y me hablaste de nuevo. Me contaste que habías intentado llamarme varias veces, pero que siempre contestaba un hombre mayor. Me eché a reír. No recordaba con claridad aquel primer día, y tus frases me hicieron entender hasta dónde llegaron mis mentiras. Te llevé a un bar, y allí te conté mi verdad. Pensé que ya nunca más volvería a verte, pero en vez de levantarte y marcharte, te reíste tú también y me pediste mi número, el real.
Me llamaste al día siguiente, pero ignoré el pitido de mi móvil. Insististe, y ganaste. Quedamos una vez, dos más. Me salvaste de fantasmas que jugaban en mi interior con la poca cordura que me quedaba. Te convertiste en mi ángel de la guarda. Y un día, se acabó. Yo sabía que iba a pasar, que te darías cuenta de que yo no soy buena, de que nuestras diferencias nos separarían. Para evitar un dolor mayor, decidí desaparecer de nuevo, volver a las sombras.
Hoy he vuelto al Retiro. Necesitaba desconectar de todo, reflexionar sobre el porqué de mis actos. He vagado sin rumbo por los caminos de tierra, hasta llegar al palacio del que una vez soñé ser princesa. Mientras trataba de averiguar el rumbo que habían tomado mis pies por propia iniciativa para poder volver sobre mis huellas a mi perdida felicidad, vi el reflejo de tus ojos en los cristales, y me dijeron lo que fueron, lo que son en realidad: la mirada del Ángel.
Cuento evidentemente dedicado a Lorenzo; no sé cómo ha acabado este relato siendo lo que es, pero bueno, espero que te guste...
Nos reencontramos meses después en una plazoleta perdida de esta ciudad. Te vi, pero intenté esquivar tu mirada, para que no me reconocieras; sin embargo, lo hiciste, te acercaste a mí y me hablaste de nuevo. Me contaste que habías intentado llamarme varias veces, pero que siempre contestaba un hombre mayor. Me eché a reír. No recordaba con claridad aquel primer día, y tus frases me hicieron entender hasta dónde llegaron mis mentiras. Te llevé a un bar, y allí te conté mi verdad. Pensé que ya nunca más volvería a verte, pero en vez de levantarte y marcharte, te reíste tú también y me pediste mi número, el real.
Me llamaste al día siguiente, pero ignoré el pitido de mi móvil. Insististe, y ganaste. Quedamos una vez, dos más. Me salvaste de fantasmas que jugaban en mi interior con la poca cordura que me quedaba. Te convertiste en mi ángel de la guarda. Y un día, se acabó. Yo sabía que iba a pasar, que te darías cuenta de que yo no soy buena, de que nuestras diferencias nos separarían. Para evitar un dolor mayor, decidí desaparecer de nuevo, volver a las sombras.
Hoy he vuelto al Retiro. Necesitaba desconectar de todo, reflexionar sobre el porqué de mis actos. He vagado sin rumbo por los caminos de tierra, hasta llegar al palacio del que una vez soñé ser princesa. Mientras trataba de averiguar el rumbo que habían tomado mis pies por propia iniciativa para poder volver sobre mis huellas a mi perdida felicidad, vi el reflejo de tus ojos en los cristales, y me dijeron lo que fueron, lo que son en realidad: la mirada del Ángel.
Cuento evidentemente dedicado a Lorenzo; no sé cómo ha acabado este relato siendo lo que es, pero bueno, espero que te guste...
19 comentarios
Laura -
Hija de la Luna -
Nimue, me alegro de que te guste el relato :) No conozco (creo) a ningún bloguero, así que difícilmente iba a ser real...
Sería curioso encontrarme con alguno de vosotros por casualidad...
Brisa, gracias, niña!
Un parajarito me ha contado que mañana tendrás trabajo por aquí... ;)
Elora, muchas gracias por tus palabras. Como emperatrices que somos, tenemos que leernos ;) Yo visito siempre que puedo tu blog, pero lo de los tags no lo llevo bien y eso de que no permitas comments.. un besote!
Martita, es todo ficción, prometido! Dificilmente pudiera ser real, si no conozco a ningún ángel...
Ana, si, yo también quiero que tengan un final feliz. Gracias por escribir!
Turandot, pobrecito, tienes razón... pero bueno, el final feliz aún es posible, sólo tienes que imaginartelo :)
Lorenzo, muchas gracias por la canción! Al final, la encontré gracias a la querida mulita, y ahora está sonando cada poco en mi casa...
lua, pues espero que al menos le gustara. muchas gracias, niña!
hijadelaluna@euskalerria.org
Deja tu correo para que te podamos enviar mensajes -
lua -
seguro que se le ha caído la babita :)
Dark kisses
El fugitivo -
La Mirada del Angel -
Bajo la luz de la luna,
me diste tu amor,
ni tan solo una palabra,
una mirada bastó,
Y yo se que nunca olvidaré que bajo la luz de la luna yo te amé.
Bajo la luz de la luna ,
hicimos el amor,
tu cuerpo entre mis brazos,
se abrió como una flor,
Y yo se que nunca olvidaré que bajo la luz de la luna yo te amé.
Yo no pensaba, no pude imaginar, que todo lo que empieza, tiene un final.
Bajo la luz de la luna,
me dijiste adios,
con lagrimas en la cara,
me rompise el corazon,
Y yo se que nunca olvidaré que bajo la luz de la luna yo te amé.
OoOoOhhhh
Bajo la luz de la luna yo te amé.
Yo no pensaba, no pude imaginar, que todo lo que empieza, tiene un final.
Bajo la luz de la luna,
me dijiste adios,
con lagrimas en la cara,
me rompiste el corazón,
Y yo se que nunca olvidaré que bajo la luz de la luna yo te amé.
Bajo la luz de la luna Aaaaahhh.
Bajo la luz de la luna.
Turandot -
Un besote!
Ana -
Marta -
Leí tu relato ayer, pero no estaba en mi ordenador, así que no pude dejarte el comentario. Mmm, aparte de decirte que me ha maravillado la facilidad que tienes para contar las cosas, me ha quedado una duda, es una historia real o de ficción? Porque si es de ficción, yo quiero una!!
Realmente lunita, me alegra que hayas vuelto.
Besos!
[ELORA] -
Espero que el hecho de escribir aquí te sirva como vía de escape. Y en lo que a mí respecta, puedes contar conmigo.
Un abrazo de 'la otra emperatriz'.
Brisa -
Nimue y su kaos -
Jesús -
Hija de la Luna -
ahora, cada vez que vaya a ver alguna exposición, me volveré paramoica mirando a mis espaldas... espero reconocer tu mirada.
No conozco la canción, la estoy buscando aún, pero nadie la tiene :( La Luna siempre está, ese es su secreto...
Moonsa, algo tristona si que me ha salido, pero es que yo no soy de cuentos alegres, qué le voy a hacer. Sí, lo de los comentarios es un poco complicadillo, y más si no conoces el Retiro, lo siento :(
Muchas gracias, Brisa, espero que tu final sea uno feliz. Esta vez no necesito ayuda para los títulos, pero en el próximo, cuento contigo ;) Tienes toda la razón, Lorenzo se merece esto y más.
Corazón, gracias. Como dice Brisa, el final lo tendremos que imaginar cada uno de nosotros...
Un besote a todos!!
Corazòn... -
La historia...maravillosa, y el final , solo el tiempo lo podrìa decidir... Un beso y suerte a ambos
;o)
Brisa -
Besitos a los dos :)
Moonsa -
Con los comentarios me he hecho un lío :S
Laura -
fui tu regalo sorpresa...
y te canté esa canción que siempre me quedo tan bién...
BAJO LA LUZ DE LA LUNA (Los Rebeldes)
¡¡Que curioso, siempre ella esta ahí, LA LUNA!!
Angel -
Ahora tendré que pasarme algun dia por el Retiro y sentarme frente al palacio de Cristal...
Podria ser un ejecutivo.
un ciclista, un chaval con vaqueros y tirantes colgando, un caminante perdido con mochila y botas de montaña, un trasnochador disipando su resaca.
Solo la mirada seria la misma...